Ranas en el camino 

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Las ranas se están apareando. Han salido del lodo o de los basureros donde hibernaban y se dirigen en procesión a los estanques. Esto ocurre cada primavera desde abril hasta mayo, comienzan a trasladarse a la puesta del sol y el desfile demora unas 4 horas, la hora pico va de 10 a 11 de la noche. Se supone que sea el mejor momento para llegar a la fiesta y celebrar sus bodas masivas en los charcos habituales. Los machos croan estridentemente para atraer a las hembras, es un coro poderoso que puede asustar al más débil de nervios. La rana macho es más pequeña y se sube a la espalda de la hembra. Él la aprieta con fuerza con las ásperas almohadillas nupciales que tiene en las patas delanteras, y descubres a las parejas pegadas nadando en el agua o saltando por la calle. 

Como todo camino, el camino de las ranas es también complicado, a veces sucede que para llegar al estanque tienen que cruzar una calle a la que el hombre ya ha llegado con asfalto y con coches. Las ranas más diestras van solas, saltando como si nada y muy rápidas, con suerte cuatro o cinco saltos y ya están a salvo del otro lado, sin embargo, hay otras que han encontrado pareja antes y van pegadas, a esas les cuesta más, la pobre hembra tiene que cargar con el macho y saltar le cuesta bastante.

Para evitar la muerte masiva de ranas, el gobierno de la ciudad de Tallin ha anunciado el cierre parcial de la calle Astangu, del distrito de Haabersti, hasta el mes de mayo y durante las horas de la madrugada. Esta sección de la calle Astangu es uno de los corredores de migración de anfibios más grandes de Estonia, es atravesado por miles de ranas cada primavera. En la ciudad de Tartu también han tomado medidas para restringir el tránsito de coches en una de las calles más concurridas por ranas migrando. El propósito de la restricción es garantizar una ruta de migración segura para los anfibios, especie en peligro de extinción y protegida en Estonia.

Desde hace nueve años se realizan en Estonia campañas para ayudar a cruzar a la ranas, bajo el nombre de Ranas fuera del camino, los voluntarios han ayudado a más de 130 000 anfibios. Este año, producto de la pandemia no se ha convocado a la población para esta campaña, pero son bienvenidos los voluntarios, familias o amigos, que conscientes del peligro que corren las ranas continúan ayudándolas. Se les pide a los conductores atención y velocidad moderada en estas zonas, también se planifica la construcción de túneles para ranas.

Si quieres encontrar a tu príncipe o princesa  azul no te demores, aquí a todas las ranas les encanta ser besadas. 

 


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