Arvo Pärt: Un estonio famoso

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Hoy me ilumina Arvo Pärt, un compositor estonio que siempre inspira. Es el compositor vivo más interpretado en el mundo actualmente. Aprovecho la visita de la Unión de guías de Tallin al nuevo Centro Arvo Pärt para tomar fotos de este lugar espectacular en medio del bosque y cerca del mar, a 35 km de Tallin. Quiero destacar que los autores de este edificio son españoles, los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano.

En la temprana época soviética de post guerra que le tocó vivir, el joven Arvo Pärt, siendo todavía estudiante del conservatorio, comienza a interesarse por la música dodecafonal. Para los que no sois expertos en música, como es mi caso, que no tengo ni idea, lo que dodecafonal quiere decir, a grandes rasgos, es que la música es democrática, que las 12 notas son iguales sin que prevalezca una sobre la otra y no se repite ningún tono hasta que no se hayan escuchado los 12 tonos, o sea, que es atonal. En esos tiempos que corrían, de guerra fría y todo tipo de miedos, esa música solo la componían los músicos capitalistas contemporáneos, así que Arvo tuvo la mala suerte de convertirse en un compositor sospechoso para las autoridades soviéticas. Esa música es demasiado abstracta para nuestro oído, dedujo la censura. Los funcionarios de la represión soviética no sabían qué hacer. ¿Qué objetivo político persigue con esa obra? Le preguntaron cuando compuso "Credo" y tuvo un éxito rotundo en el público.

Pero Arvo no se contentó con la dodecafonía, él es de los que busca algo más y la “única nota adecuada” es siempre su objetivo. Siguió investigando. Experimentó con música antigua medieval y renacentista, para poder sobrevivir compuso para cine y para animados infantiles y un día entendió que en los cantos gregorianos estaba posiblemente la clave, lo místico le embriagó, la vibración de las voces, los textos sacros. Entonces tuvo unos años de silencio hasta que reapareció con un propio estilo, el tintinnabuli. Y para entender el tintinnabuli tienen que escuchar "Für Alina". Arvo  explica su estilo así:

„La melodía representa mis pecados y mi ser imperfecto, mientras que la segunda voz es la absolución que me es concedida 1”.

Arvo comenzó a tener éxito en occidente, esto despertó más recelo aún en las autoridades soviéticas y le dieron a entender que su futuro estaba en el exilio. En 1980 partió con su familia a Viena. En la frontera mientras registraban su escaso equipaje escucharon Missa syllabica, Arbos y Cantus. Esta historia con sus detalles, contada por su mujer Nora, es digna de ser llevada a una película.

Regresaron a Estonia definitivamente en el año 2010. A los pocos años, por iniciativa de su familia, fundaron el primer Centro Arvo Pärt, al que le pusieron de nombre “Alina”, mudado desde el 2018 para el nuevo centro donde está su archivo, biblioteca, sala de conciertos. Los arquitectos mientras ideaban su proyecto escucharon “Tabula rasa” y así mismo lo llamaron: “Tabula” y realmente tal parece que la casa flota llevada por la paz de esa melodía.

En mi opinión Arvo Pärt  tiene obras sublimes, seductoras al oído, que te inspiran muchas cosas y otras obras profundas, escrutadoras del alma, que te dejan en suspense, simplemente tienes que dejar lo que estás haciendo para escuchar, así de sobrecogedora es su fuerza, de un misterio inexplicable. Siempre buscando osmosis entre lenguaje y música, entre imagen y música.

Su obra es poética y visual, refleja tanto la inquietud del alma como la calma después de una tormenta, o también como dicen los estonios: la calma antes de la tormenta.

Cuando Arvo Pärt habla sobre el éxito de su música, dice con sencillez: “son vibraciones que crean una especie de resonancia, es el secreto de la música, de cualquier tipo de música“.

¿Cómo es que me atrevo a escribir sobre él? ¿Cuál es mi relación cercana con Arvo Pärt me pregunto? Pues la relación que hay entre dos habitantes de un país donde conviven 1,3 millones de personas o para acercarnos más, en una ciudad de 400 000 habitantes. Quiero decir, que lo he visto caminar por las calles, un día lo vi ir a buscar a su nieto a la escuela, otro día estuve muy cerca, cuando le puso su firma a un Cd de música infantil a mi hija menor, y luego, como mi hija menor tuvo el honor de cantar con el coro de la Radio de Estonia en el concierto para celebrar el 80 cumpleaños de Arvo Pärt, pues tengo varias fotos de él, sentado delante del coro, a los pies de mi hija; y en otra oportunidad fuimos con el mismo coro a cantar a su centro, a la casa “Alina”, entonces yo me senté a los pies de Arvo Pärt. Un día le regalé un poema escrito en español que escribí inspirada en “Für Alina“, lo escondí dentro del libro de felicitaciones que abrieron al público para celebrar su cumpleaños, lo más probable es que no lo haya leído y si lo lee pues escuchará su música sin tener que entenderlo.


1.Enzo Restagno, Leopold Brauneiss, Saale Kareda, Arvo Pärt. Conversaciones con Arvo Pärt.


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